Saludos desde Ottawa, Canadá!
He venido a pasar aquí unas semanas, por trabajo. Más allá de lo contento que estoy con mi visita a Canadá y la fabulosa oportunidad académico-laboral, debo deciros que Ottawa es preciosa, no me lo esperaba! Y la forma en que está llenando mi cabeza de ideas y visiones para el cuento en que estoy comenzando a trabajar es increíble. Estoy a punto de terminar El Tratado de Yandalath (estoy en el último capítulo, y probablemente lo acabe ya a mi regreso), y estoy trabajando en encontrar y unir las piezas del puzle de su segunda parte, que llevará por nombre El Libro de las Bestias. Ya escribiré una entrada presentándooslo cuando esté más avanzado, pero de momento sé que se centrará en la Dama Negra. Ella, habiendo fracasado en evitar la invocación de Ivirirda, el Demonio Resentido imaginado en la Envidia de Orfgod, ahora se esforzará por encontrarla y enterrarla para siempre. Ivirida estará ligada al Libro de las Bestias, que aún no tendrá este nombre (en el Tratado de Yandalath lo llaman el Libro que escribe solo). Ya os he hablado de este libro, pues aparece en las Crónicas de la Guerra de los Mil Años, en manos de Odín, la Bella, y es utilizado para invocar a Fannygorn. El libro es capaz de encerrar poderosos demonios en sus páginas, y liberarlos momentáneamente por un demonologista. Aunque estos demonios siempre quedan ligados al libro y solo serán devueltos al Plano Etérico si el libro es destruido. En esta segunda parte, Kissara (que al final de El Tratado de Yandalath roba el libro) lo tiene oculto en la Torre Viviente. De ella quiero hablaros ahora.
La Torre Viviente es una poderosa estructura que se alza en Stavros, capital de Esnas, en la Tierra de Elhada (tengo el mapa del continente hecho, a ver si antes de final de año lo publico). Aún estoy averiguando cosas sobre ella, pero sé que la Torre Viviente fue construida en la ciudad tras la Escisión de Yandaltah (cuando fuera fundada Esnas), pero en ella reside el gobierno de la ciudad, no del país. Tengo que hacer el mapa de Stavros para entender bien su relación con el resto de la ciudad. ¿Por qué se llama la Torre Viviente? Porque fue construida sobre un gran agujero, donde mantienen capturada a una criatura muy poderosa, que dota de poder a la torre. En ella las hebras de magia flotan con intensidad. Es uno de los colegios de magia más importantes de los territorios de Yandalath. En ella se estudian, probablemente, la Esencia Astral, la Esencia Onírica y la Esencia Etérica (al menos, más sobre las Ocho Esencias Arcanas aquí).
Resulta que Kissara, al robar el libro y regresar a Stavros (una vez acabado el Tratado de Yandalath), logra ocupar el lugar de Ydni en el gobierno, embaucando a Rinio, gobernador de la ciudad y viudo de Ydni. Lo logra con mentiras y gracias al apoyo que recibe de Örlogo y Edna, Reyes de Esnas, por poseer el Libro de las Bestias. Kissara tendrá una gran evolución desde la primera a esta segunda parte. Ella oculta el libro en la torre, pues es una importante arma de estado, ya que con él es capaz de invocar a Ivirida, el poderoso Demonio Resentido.
La foto que os muestro es la fabulosa torre que se alza coronando el Bloque Oeste del Parlamento de Canadá. Al verlo me maravillé, vi en ella la torre. Me pareció digna de una construcción de los elfos oscuros. Es probable que, de hecho, acabe destruida durante el cuento, pues la Dama Negra va a terminar liberando a la bestia que hay en su interior. Pero aún no sé ni cómo ocurre, ni en qué momento. Todo irá llegando.
Me gustaría transmitir con todo esto una importante idea para los creadores de mundos, escritores y soñadores. No dejéis de viajar, de conocer lugares nuevos, de tener vivencias que os llenen. La creatividad es caprichosa, pero se le puede alimentar. Es espontánea, pero la puedes manipular y canalizar. Ottawa me está dando millones de ideas para el cuento. Estoy feliz con este estallido de creatividad, que no me esperaba. Y sobre todo, con tener algo de tiempo para mí y poder venir aquí a contároslo. Espero ir contándoos más sobre las ideas que voy teniendo.
Saludos! Y a soñar!