Chris J. Peake
Reinos Elfos

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Los Reinos Elfos de Elanor son un archipiélago de islas, que antes fueron la Tierra de Aradán, hogar ancestral de los todos los elfos, que hoy pueblan cada rincón de Mawol. De ello se habla en Los Doce Navíos Elfos.

Cuando dio fin la Edad de los Dioses y comenzó la de los Elfos, estos fueron puestos en la mar, a bordo de sus Doce Navíos. Todos llegaron a una gran isla, a la que llamaron la Tierra de Aradán, pues Aradán, Primero de Assëe, fue quien desembarcó en ella antes que nadie. Allí convivieron al inicio diez de las doce Altas Estirpes de los Elfos, pues los elfos de Hirinen y los de Yandalath huyeron para siempre. Los primeros navegarían hacia el Continente Prohibido de Hiria, y los segundos a la Tierra Oscura de Eladha. Los de Yandalath siempre ansiarían arrebatarle a los elfos la Tierra de Aradán.

Las diez estirpes convivieron en paz durante unos 15.000 años, hasta que Sarek, Primero de Yandalath, desembarcó con una gran hueste en la Tierra de Aradán. No tardaría en dar comienzo las Guerras de la Sangre, al Sarek abrir un gran portal a otro mundo. Ante tal amenaza, los elfos de la Tierra de Aradán celebraron el Segundo Concilio de los Elfos, nombrando a Aradán su Rey, Señor de Todos los Elfos. La guerra duró cinco mil terribles años para los elfos. En la última batalla, Sarek se enfrentó a Aradán, dando fin a la contienda. Edön, Primero de Cardonón, lanzó un poderoso hechizo sobre el bastón de Aradán, y cuando éste golpeó el suelo con él, la furia que desató partió la isla en un archipiélago de incontables islas. Tras el cataclismo, Sarek logró huir, derrotado, junto a algunos de sus hijos. Él jamás regresaría a esas tierras.

Los elfos que quedaron en aquellas islas, se reunieron en concilio de nuevo, y decidieron nombrarlas como la hija de Aván, Primero de Avanissián, y esposa de Aradán: la Reina Eleanor. Las islas fueron divididas entre las Altas Estirpes que quedaban: la de Assëe, la de Avanissián, la de Cardonón, la de Quivarén, la de Menedhrassé y la de Firindain. Además, entre ellos estaban los de Anaereá, pero al ser considerados inferiores a los demás, no obtuvieron ningún territorio, ni título alguno. Todos juraron mantener su fidelidad a Aradán, quien los gobernó con razón. Tras aquello, las Altas Estirpes de Barafundär, de Laentis-Anne y de Gelidén habían emigrado de allí. Los dos primeros navegaron hasta la Tierra de Anne, ocupándola hasta alcanzar las Montañas del Anochecer, los últimos colonizaron la Tierra Oriental de Catai.

Los elfos de los Renos de Eleanor vivieron en paz, explorando y colonizando el mundo, durante los siguientes sesenta mil años, pues entonces dio comienzo la Guerra de los Reyes. Sarek, nieto de Efgo, Primero de Yandalath, y Rey de la Casa de Orah, desembarcó en las islas dispuesto a una sola cosa. Sus ejércitos avanzaron deprisa, como una gran hueste, amasando victorias hasta alcanzar las tierras de Aradán. Allí ambos se enfrentaron en una cruenta batalla, en la que Aradán cayó asesinado por el filo de Sarek. Este, entonces, sabiendo que no podría conquistar las islas, secuestro a Ëlenar, la hija de Aradán, y marchó de regreso a las Tierras de Elhada. Aquello fue un golpe desbastador. Tirian, afligido por la pérdida de su padre y de su hermana, asumió como Rey de Todos los Elfos.

En torno al año 100.000 del calendario de los elfos, ocurrió algo que nadie se esperaba: el Gran Cataclismo. Fue tan devastador que cambió la faz de Mawol. Donde se encontraban los Reinos Elfos de Eleanor, surgió todo el Continente de Ülathar, emergiendo de las profundidades. Las islas se movieron de sitio, reconfigurando todos los mapas. El archipiélago se desplazó hacia el noroeste, precisamente hacia donde estaban su enemigos, los elfos de Yandalath. Ahora los Reinos Elfos estaban cerca de la Tierra de Diurna, ocupada por aquel entonces por la Casa de Queralla, una de las tres naciones en que se dividían los Elfos de Yandalath. Aterrados antes aquello, los elfos levantaron el Templo de Ëldor, el Torturado. Allí se ofreció desde entonces en sacrificio a un elfo voluntario tras otro, que debían morir torturados. Con aquel sacrificio, lograban invocar una poderosa tormenta que rodeaba al archipiélago, protegiéndola del exterior.

El Gran Cataclismo fue, además, lo que marcó para los elfos el final de su Edad, dando paso a la Edad de los Hombres, que duró solo unos 10.000 años. En ese tiempo los elfos de Yandalath volverían a atacar los Reinos Elfos de Eleanor, sorteando la tormenta. Lo llamaron las Guerras de la Magia, y fue comandada por Sarek, en nombre de su hijo Ishto, Príncipe de Orah, quien reclamaba el Trono de Todos los Elfos, por ser heredero de las casas de Assëe, Avanissián y Yandalath. Casi logran conquistar los Reinos de Eleanor, pues el Rey Tirian se encontraba en la Tierra de Anne, combatiendo en la Guerra de la Roca. A su regreso fue asesinado por Sarek, que fue finalmente derrotado por Alkar, quien sería desde entonces el Rey de Todos los Elfos.

Los Reinos Elfos

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