
Este es un relato extraído del capítulo cuarto de Incertidumbre (pp. 138-139), la historia en que estoy trabajando sobre viajes en el tiempo, ya desde 2023. En este relato, Säm, su protagonista, está con Evendor, el elfo encargado de guardar los Lunarius en la Torre del Recuerdo. Están leyendo dos libros, y tienen un cuaderno muy especial. Es un relato importante en la historia, e incluso en la gran historia de mi mundo, pues en él se habla de cómo van a reciclar los Lunarius. Esto transcurre en la Edad de los Elfos, cuando el destino está escrito, pues Yvette, la Diosa del Destino lo vio todo. Pero más de 26.500 años después, cuando la diosa se marchó para siempre, dejó a los mortales a su libre albedrío (una representación gráfica aquí). Con esta historia he sabido que las reglas del tiempo y el destino son cambiantes en mi mundo, y en este relato el lector participará en una conversación entre dos viajeros en el tiempo sobre los avatares que este conflicto puede llegar a provocar. O no.
Le he entregado a ChatGPT 4o el relato y le he pedido que haga una imagen que lo represente. Solo puse este prompt: «Quiero que hagas una imagen que represente este relato, estilo ilustración realista: (y pegué el relato)». Después de tres modificaciones de los personajes, llegué a la imagen que presenta esta entrada. Me gusta, aunque no es acertada del todo. No tienen tres libros, sino dos, y no está el cuaderno. Además, el libro que tiene Säm no es «La Antiesencia», sino «Las Memorias de Larpheu’Nath, Primera Parte», donde se habla de la Antiesencia. Acertó el título del otro libro, pero entonces, ¿qué libro leen? ¿Y dónde está el cuaderno? Por cierto a Säm no le crece la barba, pero eso no podía saberlo ChatGPT.
Os dejo el relato, ya me diréis qué os parece!
Torre del Recuerdo, 87.369 cE
(Siete horas después)
Säm apareció en el Salón de los Lunarius, a la espalda de Evendor, que se giró al sentir su presencia.
―¿Tan veloz habéis sido, hermano? Ni he podido leer una página.
Säm sonrió con la continuación de la broma, mostrándole ambos libros. Evendor sonrió también. Entonces fue hasta él para tomarlos. Los colocó sobre la mesa, bajo los candelabros.
―¿Cuál primero? ―preguntó.
―La Antiesencia ―respondió Säm.
Evendor se sentó frente a Las Memorias de Larpheu’Nath, Primera Parte, acarició el cuero de sus tapas. Cerró los ojos, pasando su mano por encima. Después lo abrió. Pasó algunas páginas frunciendo el ceño. Entonces abrió los ojos.
―¿Qué ocurre? ―quiso saber Säm.
―Son las majaderías de un delirante. Habla de un agua de Antiesencia, pero no dice nada coherente que nos sirva. ¿En el cuaderno no dice nada?
Säm tomó el cuaderno, negando. ―De momento no, tal vez más adelante. Dice que en ochenta y siete mil cuatrocientos uno iremos a Lanthas a hablar con él.
Evendor refunfuñó. ―A esperar más.
Entonces cerró las memorias y se acercó el otro libro.
―El Compendio de Mestizajes Arcanos ―leyó de su portada.
Después pasó la mano por encima, y ya con los ojos cerrados dijo algo más. ―Tal vez aprendamos algo con este. ―Sonrió.
Lo abrió y pasó sus páginas velozmente, hasta cerrarlo del revés.
―Muy informativo ―dijo ya con los ojos abiertos―. Hace un largo recuento de hechizos combinando la canalización de al menos dos Esencias Arcanas. En la sección del mestizaje entre las Esencias Temporal y Elemental he encontrado algo que nos puede servir. ―Sonrió―. Peor antes, mira esto. ―Fue hasta una página en concreto―. Lectura de dados o de cómo leer el futuro utilizando dados. ―Volvió a sonreír―. A los demás no les gustará saber que hemos encontrado esto. ―Pasó un par de páginas―. Ni esto. Cronomorfia o de cómo modificar las fechas que ya han sido registradas. Explica cómo hacer para que un libro, un diario o cualquier documento donde se han registrado fechas ―añadió mirándolo―, éstas puedan ser modificadas a gusto del canalizador del hechizo. Pero lo más interesante es un epígrafe a pie de página que aconseja no consumir este hechizo con Antiesencia, buscando fijar la fechas pues, al contener Esencia Temporal, se corre el riesgo de manipular el espacio-tiempo con grandes consecuencias. ―Mientras dijo aquello su sonrisa se fue haciendo más plena―. Cronomorfia ―repitió―. Con este hechizo vamos a reciclar el Lunariu.
Säm sonrió también. ―Sí, hermano, supongo que todos los Lunarius. ―Señaló al cuaderno―. Ahora tenéis que copiar todo aquí. Debéis buscar algún mecanismo para pasar las páginas sin tocarlo. No podéis depender de mí para tamaña empresa ―Y volvió a sonreír.
Evendor no dejó de hacerlo tampoco. ―Me las ingeniaré para hacerlo, sin pasar ninguna página antes de lo debido.
Säm asintió agradecido. No se podía creer que iban a lograrlo. ―¿Creéis que estamos engañando a Ivette con todo esto?
Evendor lo miró, dejando de sonreír. ―No creo que Ivette pueda ―Alargó el sonido central de esta palabra― ser engañada. Hemos hecho esto sin romper sus reglas. En esta época todo lo que sucede está escrito, no puede cambiarse. Hemos creado esta paradoja y ella no lo ha evitado porque siempre debió estar predicha, destinada a suceder. No necesita un inicio lógico que inicie todo esto. Que sepamos dónde estaban los libros. Siempre me trajisteis ese cuaderno desde el futuro, el cual escribiré yo desde esta noche, porque ya conozco su contenido. ―De súbito volvió a sonreír―. No sé cuántos votos de los Rectos Ivette nos ha dejado romper con esto.
―¿Y por qué en mi época, tras el Umbral de la Incertidumbre, no puede suceder?
Evendor quedó callado un momento. ―Es lógico, pensadlo, si el Destino no hubiera estado escrito, yo debería saber dónde estaban estos libros antes de escribirlo en el cuaderno en una primera vuelta. Lo habría averiguado de alguna forma, para poder redactarlo, y dároslo a vos en el futuro. Esto estaría pasando en una segunda vuelta, solamente porque vos, hermano, os habéis entrometido con todo esto de viajar en el espacio-tiempo. ―A estas alturas ya le había dejado claro que no le gustaba la idea―. Seguramente me habríais entregado el cuaderno con mucha más antelación, antes de descubrir la forma de encontrar los libros. Y al no hacerlo, confiando en vuestro cuaderno, al abrirlo hoy no habríamos encontrado nada, porque nunca pudo ser escrito. De hecho, no existiría, y esta vuelta se terminaría. ―Evendor respiró―. En realidad, no habría existido nunca. Habría terminado cuando dejara de buscar los libros.
Säm asintió, creyendo comprender. Si evitaba la muerte de Becca, dejaba de ir a salvarla. Necesitaba la trenza para poder recordarlo y volver a hacerlo, dándole sentido, permitiéndole ser. Era lo mismo que le había dicho Lanam’Bé. Ahora entendía que las paradojas eran posibles solo si el destino estaba escrito.
―Y eso será lo que los Rectos estarán encomendados a evitar, fluctuaciones en la Recta una vez hayamos cruzado el Umbral de la Incertidumbre ―sentenció Evendor su respuesta.
Incertidumbre
Chris J. Peake